Aprovechando que hago noche en Lugo, dentro del itinerario previsto del Camino de Santiago, el Camino Primitivo, me apetece dedicar la tarde a dar un paseo por la ciudad.
Siempre me ha llamado la atención su pasado romano, y aún más cuando supe que es el núcleo habitado más antiguo de Galicia. Su población actual ronda los 100.000 habitantes y gran parte de ella situada intramuros.
Una muralla totalmente cerrada, del siglo III, le proporciona un ambiente muy peculiar. El río Sil es su segunda línea de contención por el sur-oeste.
Sé que me dejaré muchas cosas por ver, pero mi intención es recorrer el interior del recinto amurallado. Observando una vista aérea de la ciudad, casi se pueden identificar las principales vías romanas. No sé si me equivoco, pero apostaría que el Cardo Máximo cruzaría en línea recta desde la Porta de S. Fernando hasta la Porta Bispo Aguirre. Es decir, el trayecto de las calles S. Fernando, R. Quiroga Ballesteros, Rúa Conde Pallares. El principal Decumano comunicaría la Porta da Estación con Porta do Carne.
Como tengo el hotel cerca de la Porta S. Pedro, voy a empezar mi paseo por ese punto.
Tras cruzar la puerta, giro a la izquierda buscando la Praza do Campo Castelo. Junto a ella se encuentra el Ayuntamiento y la Praza Mayor. Por lo pronto me apetece ver la Catedral, a ver si puedo acceder y ver su interior.
La Catedral (S.XII) presenta varios estilos arquitectónicos. El románico se mezcla con el gótico, con el neoclásico, y cómo no, con el barroco. Me fijo que en la puerta norte hay un capitel colgante con la escena de la Última Cena de Cristo. Ya en el interior, me acerco a ver la Virgen de los Ojos Grandes. Al no ser paisano, seguro que no logro apreciarla en su justa medida.
Vuelvo sobre mis pasos, y salgo por la Porta Bispo Aguilar para recorrer la muralla exteriormente hasta volver a cruzar la puerta por la que accedí antes.
Sigo mi camino hacia el norte para pararme delante de la Iglesia de Santiago (A Nova) del S. XVII. Recomendable ver su retablo neoclásico.
Salgo y me encamino hacia la Iglesia de S. Froilán, junto a la Porta de S. Fernando. Un templo con dos torres gemelas de estilo barroco, también del S.XVII. Vuelvo sobre mis pasos, pero ahora bajo hacia el sur por la calle paralela a la que traía, buscando el Museo Provincial. Contiene muestras arqueológicas que me interesan bastante ver, también muestras pictóricas y una zona de armería y cerámica. ¡Preciosa la cerámica de Sargadelos. La sala de Torques tiene bien merecida su fama. ¡Vaya buen conjunto de piezas de artesanía!. Por supuesto, con lo que realmente he disfrutado es con los restos romanos. Aunque disfruto sólo al salir a la calle y contemplar esa muralla con 2100m de longitud, con 72 torreones enteros, y una altura que varía entre los 10 y 15 metros.
De las 10 puertas del recinto amurallado he visitado por ahora 4, pero aún no he terminado. Por la mañana recorreré la totalidad de la muralla, y seguro que veré alguna más. Todas las puertas tienen acceso a la muralla por unas escaleras de construcción moderna. Aunque pueden apreciarse las escaleras originales que están protegidas. La única puerta que tiene acceso con rampa para poder subir con bici es la última que visitaré, la Puerta de Santiago, y que es la que hay que cruzar si peregrinas a Santiago de Compostela.
Sigo hasta ver la Iglesia de S. Pedro y el Convento de Sto. Domingo, de pórtico renacentista (S.XII), en la plaza a la que da nombre.
Casi estoy ya de regreso sin darme cuenta, pero me queda aún el Palacio Episcopal (de estilo barroco). Entre éste y la Catedral, se encuentra la plaza de Sta. María. Los restos romanos vuelven a cautivarme, hay una gran piscina cubierta por cristal para poder observarla con detenimiento.
En uno de los laterales de la Catedral se encuentra la Puerta de Santiago, en ese punto doy por finalizado el paseo.
Ahora hay que buscar un lugar donde tapear algo. Curiosamente me aconsejan la zona donde me encuentro, la calle Cruz, tras el Palacio Episcopal. Buscaré algo de vino y buen queso Arzúa. Recomiendo Las 5 Vigas, porque el trato recibido ha sido muy cordial, y tiene productos de gran calidad. De camino, cruzo por la Praza do Castelo, una plaza con mucho encanto, porticada de estilo barroco que es donde se celebraba antiguamente el mercado.
El regreso al hotel lo hago saboreando un helado de la Heladería de Los Soportales de la Plaza Mayor.
Ha merecido la pena madrugar para poder tomar estas fotos de la Catedral y del Puente Romano. ¡Cómo perdérselo!.
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En cuanto nos adentramos en el centro de Viveiro por la calle que hace esquina con el Mercado de Abastos, sorprende la monumentalidad de esta iglesia, que se halla sobre un promontorio, a la que se accede por una gran escalinata. La estacion de autobuses se encuentra a la entrada del pueblo por la C-642, frente a la oficina de informacion y turismo y la ria.